Antigüedad Clásica
Lo más cercano a una definición de la sal se halla ya en ARISTÓTELES (Meteor. 389a) que incluye la sal entre los cuerpos que son:
κοινὰ γῆς καὶ ὕδατος
«una asociación de tierra y agua»
y en otros lugares habla ya de «mezcla»:
ὅτι δ' ἐστὶν ἐν μείξει τινὸς τὸ ἁλμυρόν, δῆλον
«Que lo salado es una mezcla con algo, es evidente.»
Asimismo, considera la salinidad del mar (ἡ ἁλμῠρότης -ητος) como un principio constitutivo de la formación del mundo (Arist. Meteor. 356b4) y le da el apelativo de χυμός, chymos (literalmente «fluido, jugo, humedad», metafóricamente «sabor»), un término clave en la historia de la medicina y la literatura, pues su traducción directa al latín fue la palabra (h)umor:
πειρατέον ἀποδοῦναι τὴν αἰτίαν καὶ περὶ τῆς ἁλμυρότητος. φανερὸν δὴ διὰ πολλῶν σημείων ὅτι γίγνεται τοιοῦτος ὁ χυμὸς διὰ σύμμειξίν τινος.
«Hay que intentar explicar la causa de la salinidad. Es evidente, por muchos indicios, que ese fluido se vuelve así debido a la mezcla de algo».
PLINIO EL VIEJO, en una referencia a las salinas naturales y artificiales de su Naturalis Historia (NH XXXIII 62), describe la sal de forma concisa así:
Sal omnis aut fit aut gignitur, utrumque pluribus modis, sed causa gemina, coacto umore vel siccato.
«La sal o se hace o nace, y ambas cosas ocurren de varias maneras, pero por una causa doble: por concentración o por sequedad de su humor».
Plinio le da el nombre común de elementum (NH XXXII 88): esta indefinición tiene como consecuencia inmediata que en este magnum opus la sal no encuentre un asiento apropiado, ni siquiera en los libros sobre los minerales. Hallamos su tratamiento en los volúmenes dedicados a la farmacopea animal, casi al final del libro XXXI (73-105) que aborda «los remedios medicinales» en el apartado destinado a los productos y los animales del mar. Es, como se ve, un «elemento» connatural al mar, indispensable para la salud humana y animal, de ahí ese lugar asignado en su NH.