Neil deGrasse Tyson, astrofísico: "¿Por qué los mares son salados si los ríos y la lluvia no lo son?"
La respuesta, dice, no está en un hecho puntual, sino en una acumulación casi infinita de tiempo y procesos. Cada gota de lluvia, al tocar tierra, arrastra diminutas partículas minerales, especialmente sodio y cloruro, que se convierten en sal. Esos minerales van a parar a los ríos y estos, a su vez, desembocan en los océanos.
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Esta pregunta que muchos se hacen de forma casual, pero que encierra un fenómeno geológico gigantesco, no es nueva. Ya antiguos filósofos se lo plantearon, como recoge Bernardino Gómez Miedes en sus enciclopédicos Comentarios sobre la sal (I 49, 2-3):
"Algunos, pues, como Empédocles, piensan que [la salinidad del mar] se produce cuando los excrementos agrios de la tierra, que se ha calentado y transpira, por así decirlo, se escurren en el mar; otros, como Anaxágoras, que surge más bien por el ardor del sol, que calienta la superficie del agua. La opinión popular, en cambio, es que proviene de unos montes de sal que hay sumergidos y brotan en las profundidades del mar. En fin, la mayoría, como los platónicos, opinan que el humor que sube desde el mar a las nubes por la propia fuerza del sol, se suelta como un resto inútil y como un excremento sin valor y tal es la salinidad marina. [...] el propio príncipe de los filósofos, Aristóteles, al discutir sobre esta cuestión, nos ha dejado una ocasión no mínima para la duda, por no decir para la equivocación. Él afirma que la causa principal de la salinidad son los vapores humeantes y secos que emite el mar y que se llevan consigo no poca salobridad, los cuales el sol arrastra hacia arriba y, tras condensarse en nubes, caen de nuevo al mar por medio de las lluvias."
Entre los filósofos renacentistas que trataron el tema de la salinidad del mar (conectado con el de la eternidad del mundo) están Julio César Escalígero en su Exotericarum exercitationum liber XV de subtilitate ad H. Cardanum (Lutetiae, M. Vascosani, 1557) inspirado en el De subtilitate rerum libri XXI (1547) de Cardano (1501-1576) sobre astrología y fenómenos naturales.
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